El oro de las medallas no debe encandilar, porque al deporte nacional le faltan planes de desarrollo. Éxitos como los obtenidos por el hockey, el yudo, la náutica y el tenis en los Juegos Olímpicos de Río Janeiro son producto de esfuerzos individuales más que de políticas públicas, subraya Gonzalo Bonadeo. La suya es una opinión autorizada, teniendo en cuenta su experiencia en todo tipo de coberturas periodísticas que involucran al deporte argentino. Es una costumbre verlo y escucharlo cuando la TV nos traslada al corazón de Juegos Olímpicos y Panamericanos, Mundiales de atletismo y de natación, series de Copa Davis... Los ejemplos se multiplican,
Bonadeo compartirá sus puntos de vista el miércoles, cuando inaugure el ciclo de conferencias de LA GACETA Salta. La cita es a las 20.30, en la Casa de la Cultura (Caseros 460), con entrada libre y gratuita (el ingreso será por orden de llegada y se habilitará una hora antes, hasta colmar la capacidad de la sala). El ciclo de conferencias de LA GACETA lleva 10 años y ya es un clásico para los tucumanos. Ahora los salteños se sumarán a esta iniciativa, que permite un mano a mano con figuras de primer nivel.
La actualidad del deporte, sus carencias y los proyectos que pueden consolidarlo, formaron parte de una charla que mantuvo Bonadeo con LA GACETA en la previa de su viaje. También criticó con dureza la actualidad del fútbol y brindó su opinión sobre 10 figuras del deporte argentino y mundial.
- ¿Cuál fue el crecimiento real del deporte olímpico argentino en Río de Janeiro, más allá de las medallas obtenidas?
- No hay posibilidad de hacer una consideración integral del deporte. Eso es imposible con una delegación de más de 200 deportistas que incluyó profesionales, amateurs; hombres, mujeres; gente que salta y otra que corre; gente que levanta pesas y gente que boxea. Evalúas, de un lado, a Juan Martín del Potro y, del otro, a Paula Pareto, y encontrás un universo de deportistas, Me parece errático decir bien, regular o mal, como si fuera una sola cosa. No estoy de acuerdo con que los diplomas, las medallas y las performances hayan reflejado una evolución en la política deportiva argentina, simplemente porque no la hay. Lo que sí hay son mejores y peores intentos; gente más y menos capaz, pero no un plan integral desarrollado para trabajar alrededor de deportes de formación. Acá hay dirigentes mejores que otros. Está el Enard, que es una fuente de recursos importantes, que es distribución del dinero público y no del privado. Pero no hay una política integral que permita decir que algo está mejor o peor, de acuerdo con lo que se hizo en el Estado.
- ¿Pero los éxitos no son consecuencia de una política?
- Por ejemplo, lo del hockey no es consecuencia de una política. Lo que pasó con Los Leones es un plan de trabajo desarrollado por un grupo de personas dentro de un determinado ámbito, que es el hockey masculino, con un grupo de deportistas maduros en su mayoría, que tomaron una decisión de acuerdo con lo que les propuso un cuerpo técnico dirigido por un entrenador muy intenso, riguroso y exitoso como Retegui. No es que Argentina haya tenido esto gracias a que hay una política de desarrollo del hockey masculino en el país. Es que no la hay. En efecto, el hockey masculino viene muy por detrás del femenino.
- ¿Eso se traslada al resto?
- Lo del hockey es sólo un ejemplo, como decir que Chiaraviglio o Brian Toledo, finalistas en un Juego Olímpico, son consecuencia del trabajo de la Confederación Argentina de Atletismo. No, de ninguna manera. La Confederación Argentina tiene un retroceso sistemático, no consigue meter una persona en la pista ni siquiera en un campeonato panamericano, cosa que sí logran Bolivia, Paraguay y Uruguay. Después se ve a gente que se preocupa. Por ejemplo, Julio Velasco está muy por encima de la dirigencia, así como Hernández o Lamas con relación a la dirigencia del básquet. Desconozco, y pido disculpas si me equivoco, que haya una política. Ginóbili, Scola y Nocioni no son emergentes de una política.
- ¿Hay casos inversos?
- Sí, por ejemplo lo que pasa con los Jaguares y Los Pumas. Porque con las buenas y las malas del caso han logrado reducir la posibilidad de que se escapen talentos del rugby juvenil a través de los centros de entrenamiento. Ahí hay un trabajo de desarrollo. No lo veo en otros deportes.
- ¿Cómo está la relación atletas-federaciones?
- No hay estadistas en las federaciones deportivas. No los veo. La discusión, el debate mayormente está planteado sobre las becas, a quién se apoya y a quién no. Un país como Argentina, si tiene aspiraciones de futuro, a esta altura debería haberse dado cuenta de que su esquema de becas, de planes y de dinero invertido tiene que ir dirigido más al desarrollo que a la coyuntura. Hoy seguimos en esta historia de dar un poquito a todos para que nadie se enoje o se ofenda. Si se quiere tener una política de verdad hay que asumir dos cosas. Una, que los resultados profundos no los vamos a ver en vida. Y dos, tomar medidas antipáticas, como explicarle a un deportista maduro, que tiene un techo en su desarrollo deportivo, que no se lo puede apoyar tanto, y que hay que buscar a un mismo deportista pero de 15 años.
- De cada 100 chicos menos de 10 practican deportes fuera de la escuela. ¿Cómo ensanchamos la base de la pirámide?
- Hay un plan para empezar en ese sentido. Que la Secretaria de Deportes esté en la órbita de Educación es un buen detalle. Que se esté trabajando en experiencias piloto para abrir las currículas y que haya más deportes también es un buen detalle. Existe la posibilidad, y creo que en el futuro va a pasar, que haya un vínculo para que clubes y escuelas trabajen juntos. Que el Estado ayude a las clubes y estos den el pase a las escuelas para que usen los campos deportivos me parece otra buena opción. Algunas de estas cosas ya se están haciendo, pero no tienen difusión porque no hay compromisos de los medios.
- ¿Qué te sorprendió de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro?
-La mayor sorpresa fue Del Potro, en términos positivos. Después, cada uno estuvo más o menos en el radio de lo que se esperaba. De ninguna manera hubiera esperado una dorada por sí sola de Los Leones, pero sí era un hecho que estaban preparados para competir por una medalla. Que Las Leonas no hayan llegado a semifinales pudo ser sorpresivo, pero podía pasar porque se hicieron cosas mal: cinco entrenadores en cuatro años no es una buena señal en un proceso. El básquet y el voley estuvieron por encima de mis expectativas. Tuvieron mucha mala suerte en los cruces. Después, cada caso en lo suyo. Lange y Carranza es otra consecuencia de un programa desarrollado por ellos. A Lange se le ocurrió que había que estar desde noviembre en Río y Cecilia decidió que quería competir en la clase nueva y dejar la clase Laser. Ahí tenés otro ejemplo del deportista con fe en contra del dirigente. A Cecilia le quisieron negar la beca si se iba de la clase Laser. Lo peleó y ahí está, medalla dorada. Disfruté mucho, fue muy lindo inclusive cómo se distribuyeron las emociones. Eso es lo que generó ver por primera vez ganar un partido a Las Panteras en los Juegos Olímpicos; ver a Argentina ganarle a Brasil en básquet, o la emoción de Fernanda Russo al salir vigésima en tiro.